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ABRAHAM CRUZVILLEGAS

DIC.05.2025

Autorretrato flameante, mirando al mismo tiempo a dos mares, asomándome para tirar guiños a los cardones, las chirinolas, los cirios, las biznagas, los alicoches, los lentiscos, las yucas, los saladitos, las jojobas, los chamizos, las pitayas, los chilicotes, las choyas, los ocotillos, y al tecolote llanero, mientras me tumbo un par de tostadas de abulón y almeja chocolata, junto con sus buenos guarapos, una kawazaki rusa bien helodia, y un licor de damiana, escuchando la sublime ‘El invisible’, mientras tiro un chiflido llanero que se escuchará en toda la península, antes de que llegue el ferry, 2025

Pintura, acero
Medidas variables

Utilizando objetos cotidianos y materiales de desecho recolectados en el terreno de Los Cabos, esta obra de Abraham Cruzvillegas gravita, tanto conceptual como físicamente, en torno a las nociones de trabajo, paisaje y lo que el artista llama su alma mineral o ánima. Diseñada específicamente para la inauguración de Arte Abierto en el complejo arquitectónico Ánima Village, la pieza se ensamblará in situ con materiales extraídos del entorno inmediato.

Sus colores, materiales y su propio modo de construcción surgen tanto de referencias culturales y sociales como de la propia historia personal del artista. La paleta de color rosa y verde evoca la bandera de la favela y escuela de samba Mangueira en Río de Janeiro, que Cruzvillegas visitó en 2003 durante una peregrinación al lugar donde el artista brasileño Hélio Oiticica solía bailar samba. Este encuentro marcó un punto de inflexión en la obra de Cruzvillegas: Mangueira le recordó el barrio donde creció: la Colonia Ajusco, construida sobre los campos de lava de Coyoacán, en el sur de la Ciudad de México. Despertó recuerdos subjetivos de cómo, ante la distribución desigual de la riqueza, las personas encuentran maneras de adaptarse, construyendo sus propios hogares de forma colaborativa con los materiales que encuentran: condiciones compartidas por favelas, bidonvilles, barrios marginales, callampas, tomas, barrios marginales, villas miseria, chabolas, asentamientos informales, baraccopolis y otras formas de autoconstrucción.

La pieza de Cruzvillegas encarna el espíritu de Arte Abierto, la primera galería de arte público de la región en el corazón de Cabo del Sol. La obra abre un diálogo sobre el lugar del arte en su contexto social y geográfico, moldeado y enmarcado por el entorno natural circundante.

 

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Abraham Cruzvillegas (Ciudad de México, 1968) El trabajo del artista se nutre de su entorno y se basa en el concepto de autoconstrucción, inspirado en las tácticas creativas e improvisadas de la colonia Ajusco, donde creció. Esta idea —que con el tiempo ha derivado en enfoques como autodestrucción y autoconfusión— guía un proceso artístico en constante cambio que combina investigación personal, colaboración con su comunidad y un aprendizaje continuo sobre materiales, paisaje y vínculos humanos.

Su práctica abarca escultura, pintura, dibujo, instalación y video, y se distingue por un compromiso cercano con el mundo material y con la transformación de identidades individuales y colectivas. Sus esculturas, hechas con objetos diversos acumulados sin orden, cuestionan los modelos tradicionales de creación, mientras que sus pinturas y dibujos reflejan humor crítico, heredado de su formación como caricaturista político. Paralelamente, ha desarrollado una sólida práctica de escritura, que mezcla historia, crítica, ficción y letras de canciones como extensión de su obra.

Cruzvillegas estudió pedagogía en la UNAM y formó parte del Taller de los viernes con Gabriel Orozco. Ha recibido reconocimientos como el Yanghyun Prize (2012) y el Prix Altadis d’arts plastiques (2006).

Actualmente vive y trabaja en la Ciudad de México.

IG @autoconstruido

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Abraham Cruzvillegas (Ciudad de México, 1968)

Autorretrato flameante, mirando al mismo tiempo a dos mares, asomándome para tirar guiños a los cardones, las chirinolas, los cirios, las biznagas, los alicoches, los lentiscos, las yucas, los saladitos, las jojobas, los chamizos, las pitayas, los chilicotes, las choyas, los ocotillos, y al tecolote llanero, mientras me tumbo un par de tostadas de abulón y almeja chocolata, junto con sus buenos guarapos, una kawazaki rusa bien helodia, y un licor de damiana, escuchando la sublime ‘El invisible’, mientras tiro un chiflido llanero que se escuchará en toda la península, antes de que llegue el ferry, 2025
Pintura, acero
Medidas variables

DIC.05.2025
L-D _ 11AM-9PM
Entrada libre
Arte Abierto Baja | Ánima Village, Cabo del Sol, Cabo San Lucas, B.C.S.