TERMINAL BEACH

Terminal Beach muestra un paisaje desolado y empobrecido en donde solo sobrevive el último árbol de la tierra. Un brazo robótico —cuya apariencia está basada en las máquinas industriales Kuka— golpea un hacha sobre el tronco del árbol que se estremece con cada impacto. La escena tiene lugar al final de los tiempos, en el precipicio de la vida después del cual no habrá una entidad consciente o al menos constituida por carbono, que dé cuenta de un aquí y un ahora. La metáfora de la animación es contundente: estamos destruyendo el mundo que nos sostiene y cada avance tecnológico, capitalista e industrial es también un paso hacia la extinción.

Terminal Beach es un video de animación por computadora de 4 minutos de duración para la que usaron captura de movimiento personalizada para registrar los movimientos de una persona que balancea un hacha y corta un árbol.

 

Este movimiento se transfirió a un brazo de robot de producción, vestido con cabello largo y oscuro. El resultado hace que el robot parezca increíblemente animal o incluso humano, recordándonos a una gran criatura parecida a un simio que tala lo que pensamos que era el último árbol de la Tierra.

 

En el escenario futurista del fin de los tiempos, el robot pone fin a lo que la humanidad comenzó hace mucho tiempo: la destrucción continua de nuestro planeta. En un mundo que enfrenta los estragos del cambio climático, en el que la gente siente miedo en un extremo y apatía en el otro extremo, la pieza desencadena nuevas y complejas respuestas emocionales. Las acciones de un robot casi cómico pero agresivo contribuyen a la sensación de desolación que evoca el paisaje en un mundo distópico.

 

A lo largo del video se presentan diferentes perspectivas visuales: la del ojo humano, el dron, el robot y el mismo árbol que mira hacia la Tierra mientras siente una presencia irritante. La extrañeza de la atmósfera se refuerza con un fondo acústico compuesto por sonidos de rayos, vientos solares y tormentas geomagnéticas, capturadas como ondas de radio por el British Antarctic Survey.

Eligieron el título Terminal Beach por dos razones: Hacer referencia a JG Ballard, así como porque les parece más evocador, apuntando a la conclusión lógica del acto presentado en la obra.

 

La obra se inspiró en la relectura de un texto de Theodore John Kaczynski, “La sociedad industrial y su futuro”, el manifiesto de Unabomber. Si bien el texto es legítimamente muy controvertido por sus posiciones de derecha, sus amplias simplificaciones y, lo que es más importante, por ser la motivación detrás del numeroso acto de terrorismo de Kaczynski, sí propone una demostración bastante irrefutable de los peligros de la IA (Inteligencia Artificial), mostrando que la humanidad está en peligro de volverse subordinada a su propia creación, y relegado a una vida de ociosidad sin sentido (párrafos 171-179). Poco se sabe que Kaczynski fue también el profesor asistente de matemáticas más joven jamás nominado en la Universidad de Berkeley, un hombre conocido por su inteligencia analítica atípica.

‘Troika se sorprendió por lo que ven como un vínculo explícito entre estas ideas y la búsqueda de la eficiencia y las ganancias del capitalismo tardío, el auge de la automatización y la crisis ecológica que enfrentamos, mientras que nuestra obsesión por el crecimiento industrial solo acelerará la destrucción de nuestro medio ambiente. De ahí la desolación y la figura central de un robot, que algún día puede reemplazar el trabajo humano porque es convenientemente barato y carente de emociones.

 

Esta mezcla de lo real y lo irreal da un giro más hacia lo siniestro con el video del trío artístico británico Troika Terminal Beach (2020). Un robot industrial Kuka cubierto de piel corta el último árbol de un paisaje desolado con un hacha. El pelaje acentúa sus movimientos y hace que la acción violenta del robot parezca cómica y seductora. Es extraño en el análisis de Freud de heimlich y unheimlich, una pieza liminal que es familiar pero siniestra al mismo tiempo. Esta pieza evoca emociones muy complejas y nuevas que aún deben tener definición, ya que el espectador observa las acciones incesantes y repetitivas del robot, que están llevando a la destrucción de la naturaleza y el medio ambiente.

 

El giro adicional en la historia es que el robot que fue animado para esta pieza fue entrenado para hacer esto por los artistas. El robot simplemente está siguiendo órdenes dadas por humanos cuyas acciones han contribuido a la crisis climática en la que nos encontramos ahora ”.

 

Ariane Koek

Visita No Sound of Water del colectivo Troika hasta el 15 de mayo, 2022; de martes a domingo de 12 a 7 pm en Espacio Arte Abierto ubicado en el piso 2 Artz Pedregal (Periférico Sur 3720 Col. Jardines del Pedregal, CP. 01900 CDMX).